Nuestra declaración doctrinal es la siguiente:
Este documento fue modificado por última vez el 11 de Marzo del 2023.
Creemos que la Biblia, es la palabra de Dios por haber sido plenamente inspirada por Dios, la cual está compuesta de dos testamentos de 66 libros en total, (2 Timoteo 3:16). Creemos que todas las palabras de los manuscritos originales de la Biblia no tienen error, son infalibles, y eternas (Isaías 40:8; Mateo 24:35; Lucas 21:33; Juan 8:31-32; 17:17; 1 Pedro 1:23-25). Creemos que santos hombres de Dios movidos y guiados por Dios Espíritu Santo, escribieron según su propio estilo y vocabulario la revelación especial de Dios sin equivocarse en ningún dato histórico, numérico, gramático, poético, y profético (Mateo 5:18; Romanos 3:1-2; 1 Pedro 1:10-12; 2 Pedro 1:19-21). Creemos que la Biblia en su totalidad es de autoridad suprema y final en toda cuestión de vida, creencia, y doctrina (Juan 10:35; Hebreos 4:12; 2 Pedro 3:15-16).
Creemos que hay solamente un Dios (Deuteronomio 4:35-39; 6:4; Isaías 44:6-8; 45:5-6; 1 Corintios 8:4-6; Santiago 2:19) que siempre ha existido en tres subsistencias, es decir, personas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo (Mateo 3:16-17; Juan 14:16-17, 26; 2 Corintios 13:14; Efesios 4:4-6). Creemos que cada una de las tres personas de la deidad tiene la misma esencia y los mismos atributos (Juan 10:30; 15:26; 16:7-15; Hechos 5:3-4; Hebreos 1:3). Creemos que las tres son igualmente Dios (Juan 5:17-18; 2 Corintios 3:17; Tito 2:13; 1 Juan 5:20), siempre tienen todos los atributos, y nunca actúan en contra de uno de estos.
Creemos que Dios nunca cambia, y él no está en proceso de cambio (Hebreos 13:8; Santiago 2:17). Creemos que el Trino Dios es el Creador de todo el universo, es mayor que su creación, y no está en las cosas creadas. Creemos que antes de crear, Dios hizo un plan eterno según el designio de su propia voluntad por medio del cual y para su propia gloria Él ha predeterminado todo lo que suceda, procediendo soberanamente en todos sus actos de creación y de continuación histórica (Isaías 46:9-11; Efesios 1:3-14).
Aunque Dios es espíritu (Juan 4:24), creemos que Dios Hijo encarnado siempre tendrá cuerpo humano (Mateo 24:30; Hechos 1:9-11; Efesios 1:20; Apocalipsis 1:12-16). Creemos que Dios Hijo fue encarnado cuando el Espíritu Santo vino sobre la virgen María e hizo el milagro necesario para que ella concibiera sin la intervención de un hombre (Mateo 1:18-20; Lucas 1:34-35) y no le transmitiera a Cristo la naturaleza pecaminosa que ella tenía, sino una perfecta (Lucas 2:40, 52; Hebreos 4:14-15; 1 Juan 3:5). Por el hecho de que se le añadió a Dios Hijo una naturaleza humana perfecta, creemos que Jesucristo es una persona con dos naturalezas, con todos los atributos de cada una sin mezclarlos. Por eso, Jesucristo es mediador entre Dios y la humanidad (Juan 1:1, 18; 1 Timoteo 2:5). Creemos que Dios Hijo no dejó de ser Dios al añadirse la naturaleza humana, sino limitó voluntariamente el uso de sus atributos divinos y se sujetó a la voluntad de Dios Padre (Mateo 26:39; Juan 5:30; Filipenses 2:3-8). Creemos que Jesús, por ser hombre verdadero, fue tentado en todos los aspectos como nosotros (Mateo 4:1-11; Hebreos 4:15), pero no pecó en ninguna manera, porque por ser Dios no pudo pecar (2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2:22-23).
Creemos que Cristo murió por los pecados de todo el mundo (Romanos 5:8; 1 Pedro 3:18) y así pagó de una vez para siempre el precio del pecado de la humanidad (Romanos 6:23; Hebreos 9:11-12, 26-28), proveyendo a todo el mundo salvación eterna (Romanos 5:18).
Creemos que Dios Padre resucitó a Jesucristo corporalmente, lo sentó a su diestra, lo exaltó hasta lo sumo, le dio un nombre sobre todo nombre, sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia (Efesios 1:20-23; Filipenses 2:9-11).
Creemos que Cristo es nuestro Salvador (Tito 2:13-14), y sumo sacerdote (Hebreos 6:19-20; 7:22-28; 9:11) que intercede (Hebreos 4:14-16), aboga por nosotros (1 Juan 2:1-2), y vendrá por nosotros (Juan 14:3; Hechos 1:11; 1 Tesalonicenses 4:16-17).
Creemos que el Espíritu Santo es una de las tres personas de la deidad (Juan 16:7-11; Hechos 5:3-4; 2 Corintios 3:17; Efesios 4:30), y no solamente la fuerza de Dios. Creemos que Dios Espíritu Santo es eterno y participó en la creación del universo (Génesis 1:1-2).
Durante el tiempo del Antiguo Testamento, el Espíritu Santo venía sobre los creyentes en forma temporal para hacer la voluntad de Dios (Éxodo 31:1-5; Números 11:16- 17, 24-25; 24:2-9; Jueces 3:9-10; 14:5-6; 1 Samuel 10:10; 16:13-14; Salmo 51:11). Creemos que desde el día de Pentecostés, diez días después de la ascensión de Jesucristo, Dios Espíritu Santo ha estado morando permanentemente en los creyentes (1 Corintios 3:16; 6:19). Creemos que Él empieza a morar en cada creyente en el momento de su nacimiento espiritual (Gálatas 3:1-5, 14; Tito 3:4-7) cuando lo bautiza (coloca) en el cuerpo de Cristo dándole cierto don espiritual en ese momento (1 Corintios 12:13, 18). Dios Padre sella a cada creyente con Dios Espíritu Santo quien es las arras de nuestra herencia (2 Corintios 1:22; Efesios 1:13-14; 4:30).
Creemos que el Espíritu Santo habita en la iglesia universal (Efesios 2:19-22), y detiene la manifestación del anticristo hasta el arrebatamiento de ella (2 Tesalonicenses 2:3-8). Mientras tanto, Dios Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia, y de juicio (Juan 16:7-11), guía e ilumina a los creyentes a toda verdad (Juan 16:13; 1 Corintios 2:10-13), llena (controla) a los creyentes que voluntariamente dependen de Él para que no pequen y manifiesten su fruto (Gálatas 5:16-25; Efesios 5:18; 2 Timoteo 1:7), y ayuda a los creyentes en su debilidad al interceder por ellos con gemidos indecibles (Romanos 8:26-27; 12:3-8; 1 Corintios 12:7-11; 13:8-12; Efesios 4:7-11).
Creemos que los ángeles son seres espirituales (Hebreos 1:14), invisibles (2 Reyes 6:17), inteligentes (2 Samuel 14:20), muy numerosos (Apocalipsis 5:11), poderosos (Salmo 103:20-21), y creados por Dios (Job 38:4-7; Salmo 33:6 con Salmo 148:2; Colosenses 1:16). Creemos que hay dos tipos de ángeles: (1) los querubines (Génesis 3:24) y (2) los serafines (Isaías 6:1-3, 6-7) y que tienen diferentes rangos de autoridad (Judas 8-9) y niveles de poder (Daniel 10:12-13, 20- 21).
Creemos que uno de los querubines más inteligentes y hermosos, el sello de la perfección (Ezequiel 28:12-15), quiso ser semejante a Dios (Isaías 14:12-14). Al ver su esplendor, se vanaglorió y deseó gobernar a todos los ángeles (Ezequiel 28:15-18; 1 Timoteo 3:6; Isaías 14:13).
Al originar el pecado en esta manera, se convirtió en Satanás, el diablo, el padre de mentira (Juan 8:44), el engañador (2 Corintios 11:3; 1 Timoteo 2:14; Apocalipsis 12:9), el acusador de los creyentes (Job 1:11; 2:4-5; Apocalipsis 12:10), el tentador (Mateo 4:3; 1 Tesalonicenses 3:5), y el adversario del cristiano (1 Pedro 5:8).
Creemos que Satanás le dará su poder y autoridad al anticristo (2 Tesalonicenses 2:9; Apocalipsis 13:2). Pero, en la Segunda Venida del Señor Jesucristo a la tierra, el anticristo será lanzado vivo al lago de fuego y azufre y Satanás será atado y encerrado en el abismo (Apocalipsis 19:20; 20:1-3). Después de los mil años del reinado terrenal de Jesucristo, Satanás será suelto y engañará las naciones. Pero, al fin de la última batalla, será arrojado al lago de fuego y azufre para ser atormentado por la eternidad (Apocalipsis 20:4-10).
Creemos que la tercera parte de los ángeles juntamente con Satanás se rebelaron contra Dios (Apocalipsis 12:3-4). Unos fueron encarcelados para ser reservados al juicio del gran día (2 Pedro 2:4; Judas 6) y los otros son los demonios que han creado las religiones mundiales (1 Timoteo 4:1-3) y ayudan a Satanás a luchar contra los creyentes (Efesios 6:11-13). Dios preparó el lago de fuego eterno para Satanás y los demonios (Mateo 25:41).
Creemos que dos terceras partes de los ángeles han sido fieles a Dios (Apocalipsis 12:7-9), son sus mensajeros y siervos (Lucas 1:19, 26-27; Apocalipsis 8:2), y están para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación (Hebreos 1:14).
Rechazamos la teoría de la evolución y creemos que después de crear las bestias, los animales, los reptiles, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie, Dios creó a su imagen y conforme a su semejanza a un hombre adulto del polvo de la tierra y a una mujer adulta de una costilla del varón (Génesis 1:26-27; 2:21-22).
Cuando ellos desobedecieron el mandamiento de Dios, se convirtieron de inmediato en seres humanos pecaminosos y murieron espiritualmente (Génesis 2:16-17; 3:6-13). Por el hecho de que todo el mundo estaba potencialmente en aquella pareja cuando los dos pecaron, todos sus descendientes pecaron también (Romanos 5:12).
Por lo tanto, la muerte espiritual como la física pasó a todos las generaciones posteriores. Por el pecado original del primer hombre, Dios maldijo la creación (Romanos 8:20-21) y al hombre, haciéndolo trabajar arduamente para poder comer (Génesis 3:17-19). Por el pecado original de la primera mujer, Dios multiplicó los dolores de parto que iba a tener y la sujetó al liderazgo de su marido (Génesis 3:16) aunque ella es coheredera de la gracia de la vida (1 Pedro 3:7).
Creemos que Dios dio a los seres humanos la capacidad de transmitir a sus descendientes todo lo que son material e inmaterialmente y que esta transmisión ocurre en el momento de la concepción (Génesis 5:2-3; Salmo 51:5). Creemos que todo el mundo desciende de la primera pareja que Dios creó (Hechos 17:26) y que todos reciben de sus progenitores una naturaleza humana pecaminosa por la cual uno está tentado a pecar (Santiago 1:13-14). Creemos que el Espíritu Santo hizo el milagro necesario para que Cristo no recibiera de la virgen María la naturaleza pecaminosa que ella poseía (Mateo 1:20; Lucas 1:35; Hebreos 4:15). Creemos que todo el mundo, excepto Cristo, es pecador y merece la condenación eterna (Romanos 3:9-28).
Creemos que las dispensaciones no son diferentes maneras de salvación eterna porque la única forma para ser salvo desde el tiempo de Adán hasta la fecha ha sido por fe en la palabra de Dios (Romanos 1:17; 3:28; 4:3-5; 10:17). Creemos que las dispensaciones son maneras de Dios de administrar su voluntad en la tierra a través de la revelación de su palabra (Colosenses 1:25-28). Creemos que según su beneplácito, Dios ha aumentado periódicamente su revelación (Efesios 1:9-10) y que estos aumentos han creado los cambios de dispensación (Efesios 3:1-11). Creemos que la Biblia señala tres de las dispensaciones: (1) la ley Mosaica, (2) la gracia, y (3) el reino milenial. Creemos que las dispensaciones son cronológicamente sucesivas y no deben ser entremezcladas.
Creemos que el ser humano no gana la salvación de su alma por cumplir ciertas leyes o por hacer buenas obras (Romanos 3:28; Efesios 2:8-10). Creemos que la salvación eterna es un regalo que Dios da gratuitamente a la persona que confía de corazón en el Señor Jesucristo como su único Salvador personal (Juan 3:16-18, 36; Romanos 3:24; 6:23; 10:9-13). Creemos que a Dios Hijo se le añadió la naturaleza humana perfecta para que fuera: (1) “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), (2) el Siervo de Dios que dio “su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28; Marcos 10:45), y (3) el único mediador entre Dios y los seres humanos, “el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:5-6). Creemos que Cristo es el único Salvador y redentor (Juan 14:6: Hechos 20:28; Tito 2:13-14), el justo substituto que murió por los injustos (Romanos 5:6, 8; 1 Pedro 3:18), y el sacrificio propiciatorio (Romanos 3:25; Hebreos 10:10-12) por los pecados de todo el mundo.
Creemos que Dios trae hacia sí, (Juan 6:44-45, 65) en una manera inconsciente para el ser humano, a los que él eligió antes de la creación del universo (Efesios 1:4) y predestinó para ser adoptados hijos suyos (Efesios 1:5) conforme al designio de su propia voluntad (Efesios 1:11). Estas personas en una manera intelectual, consciente, y voluntaria aceptan por fe al Señor Jesucristo como su único Salvador personal y nacen de nuevo espiritualmente (Juan 1:12-13; Tito 3:4-7; Santiago 1:17-18; 1 Pedro 1:23). Creemos que un infante no tiene la capacidad para comprender y creer las verdades del evangelio. Creemos que creer de corazón en Cristo es el único requisito para ser salvo (Efesios 2:8-9), perdonado (Efesios 1:7; Colosenses 2:13), declarado justo (Hechos 13:39; Romanos 4:3-5; 5:1), hecho un hijo de Dios (Juan 1:12), pasado de muerte espiritual a vida espiritual (Juan 5:24), libertado de la esclavitud del pecado (Romanos 6:17-18; Gálatas 5:1), librado de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:3, 9-10), dado la vida eterna (Juan 3:15-16; 6:47), y sacado de las tinieblas espirituales y de la potestad de Satanás (Hechos 26:18).
Creemos que en el momento preciso de ser salvo, uno es regenerado espiritualmente (Tito 3:4-7), reconciliado con Dios (2 Corintios 5:17-20), bautizado (colocado) por el Espíritu Santo en la iglesia universal (1 Corintios 12:13), sellado (2 Corintios 1:21-22; Efesios 1:13; 4:30), y es morada del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). De esta manera uno llega a ser participante de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4) y del poder de Dios (Hechos 1:8; Romanos 15:13; 2 Corintios 4:7; 12:9; Efesios 3:16, 20; 2 Pedro 1:3).
Creemos que la persona que ha confiado en el Señor Jesucristo como su único Salvador no pierde la salvación eterna que Dios le ha otorgado (Romanos 6:23; Efesios 2:8-9). También creemos que nadie puede arrebatar al creyente verdadero de la mano de Dios (Juan 10:27-30) ni separarlo de su amor (Romanos 8:31-39). Creemos que Dios Padre disciplina a sus hijos desobedientes (Proverbios 3:11-12) para que participen de su santidad y den fruto apacible de justicia (Hebreos 12:9-11). Creemos que aunque en esta vida el creyente es santificado en Cristo (Hebreos 10:10, 14), él todavía tiene su naturaleza pecaminosa. Aunque su posición en Cristo es perfecta, él tiene que aprender a no pecar por poner en práctica progresivamente la instrucción de Dios que lee en la Biblia (Juan 17:17; Romanos 12:1-2; 2 Corintios 7:1; Efesios 4:22-24; Colosenses 3:5-17). Entonces, cuando Cristo venga en las nubes por su iglesia, los creyentes serán santificados por completo (Filipenses 3:20-21; 1 Tesalonicenses 5:23) y serán presentados como la esposa gloriosa del Señor Jesucristo (Colosenses 1:22; Efesios 5:27).
Creemos que la iglesia universal se compone de los seres humanos de cualquier nación del mundo que han creído en el Señor Jesucristo como su suficiente Salvador (Efesios 2:1-3:12). Creemos que la iglesia se inició el día de Pentecostés después de la ascensión de Cristo, cuando el Espíritu Santo vino a morar en forma permanente en cada creyente (Hechos 1:1-2:47). Creemos que la iglesia no es una jerarquía de sacerdotes ordenados, sino que todos los creyentes son sacerdotes que se presentan a sí mismos como sacrificio vivo (Romanos 12:1-2), ofrecen sacrificios de alabanza (Hebreos 13:15; 1 Pedro 2:5) y de buenas obras y ayuda financiera (Hebreos 13:16: Filipenses 4:18), interceden por sus hermanos en Cristo (Hebreos 10:19-22; 1 Timoteo 2:1-2, 8; Santiago 5:14-16), y anuncian el evangelio (1 Pedro 2:9).
Creemos que el Nuevo Testamento se refiere a la iglesia universal con el siguiente lenguaje figurado: (1) la iglesia es el cuerpo de Cristo y Él es la cabeza (Romanos 12:4-5; 1 Corintios 12:22-27; Efesios 1:22-23; 4:11-16; 5:23), (2) los miembros son ovejas y Cristo es el pastor (Juan 10:14-16; 1 Pedro 2:25), (3) los creyentes son los pámpanos y Cristo es la vid (Juan 15:1-6), (4) los cristianos son piedras vivas de un templo santo y Cristo es la principal piedra del ángulo (Mateo 16:18; 1 Corintios 3:9-11; Efesios 2:19-22; 1 Pedro 2:4-8; Hebreos 3:6), y (5) los que aceptan a Jesucristo son la esposa y Cristo es el esposo (Juan 3:29; 2 Corintios 11:2; Efesios 5:25-27, 32; Apocalipsis 19:7-8).
Creemos que la dispensación de la gracia (Efesios 3:1-7 es la dispensación de la iglesia (Efesios 3:8-12). Creemos que el Señor Jesucristo, como el Cordero perfecto de Dios que cumplió la ley (Mateo 5:17), puso fin a la dispensación de la ley mosaica por medio de su muerte y resurrección (Romanos 6:14; 7:2-6; 10:4; Gálatas 3:8-25; Efesios 2:14-16; Colosenses 2:13-15; Hebreos 7:15-19). Creemos que la iglesia no es la nación de Israel, sino que los miembros del cuerpo de Cristo son de todas las naciones incluyendo a los judíos (Romanos 1:16-17; 2:1-11; 9:22-24; 10:1-11:6; 1 Corintios 1:22-24; 12:13; Efesios 2:14-18). Creemos que los pertenecientes a la iglesia son testigos de su fe en Cristo (Hechos 1:8; 1 Corintios 1:6; 2 Timoteo 1:8), embajadores de Cristo (2 Corintios 5:18-20), y responsables para hacer discípulos en todo el mundo (Mateo 28:18-20). Creemos que cada creyente funciona en la iglesia según su don espiritual para la edificación de ella (Efesios 4:16) y la gloria de Dios (1 Pedro 4:10-11).
Creemos que los miembros de la iglesia universal se congregan en iglesias locales que tienen su propio liderazgo, grupos de ancianos (obispos) y diáconos (Filipenses 1:1). Creemos que los ancianos de cada iglesia local tienen las siguientes responsabilidades: (1) pastorear (Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2-3), (2) enseñar (1 Timoteo 3:2; 5:17; Tito 1:9; Hebreos 13:17), (3) velar, exhortar, y amonestar (Hechos 20:28, 31; Tito 1:9; Hebreos 13:7), (4) orar (Hechos 14:23; Santiago 5:14-20), (5) gobernar (1 Timoteo 3:5; 5:17), (6) dar buen ejemplo (Hebreos 13:7; 1 Pedro 5:3), y (7) convencer y reprender a los que contradicen la verdad (Tito 1:9-16). Creemos que los creyentes verdaderos se reúnen para adorar a Dios en espíritu y en verdad (Juan 4:24) haciendo memoria de la persona y obra del Señor Jesucristo (1 Corintios 11:17:34), para alabar a Dios (Hebreos 13:15), para ministrar unos a otros su don espiritual (1 Pedro 4:10-11) para la edificación de la iglesia (1 Corintios 14:26; Efesios 4:16), para estimularse unos a otros al amor y a las buenas obras (Hebreos 10:24-25), para enseñar la Biblia (Hechos 11:26), para orar (Hechos 1:12-14; 4:23-31; 12:12), y para ofrendar ayudando económicamente a los necesitados (Hechos 11:26-30; Romanos 15:25-26; 1 Corintios 16:1-4; 2 Corintios 8:1-4, 11-15; 11:8-9; Gálatas 6:6; Filipenses 4:10-18).
Creemos que las únicas ordenanzas de culto para la iglesia son la Mesa del Señor (Lucas 22:19-20; 1 Corintios 11:23-26) y el bautismo en agua por inmersión (Mateo 28:19; Hechos 2:41; 8:35-39; 10:47-48; 18:8). Creemos que la iglesia las practicará hasta el arrebatamiento de ella (Mateo 28:19-20; 1 Corintios 11:26).
Creemos que los creyentes en el Señor Jesucristo seguirán evangelizando a todas las naciones del mundo hasta que la iglesia universal sea arrebatada. Creemos que no hay ningún otro acontecimiento profetizado en la Escritura que tiene que ocurrir antes del arrebatamiento, la esperanza bienaventurada de la iglesia (Tito 2:11-14). Creemos que en el momento de este evento, Jesucristo descenderá del cielo hasta las nubes de la tierra, donde primeramente los creyentes muertos serán resucitados e inmediatamente después los creyentes vivos transformados se encontrarán con el Señor en el aire (Juan 14:3; 1 Corintios 15:50-53; Filipenses 3:20-21; 1 Tesalonicenses 1:10; 4:13-18; 5:8-10; Apocalipsis 3:10). Entonces, todos los creyentes comparecerán ante el tribunal de Cristo en el cielo y serán premiados según sus obras (1 Corintios 3:12-15; 2 Corintios 5:10; 9:16-17; Apocalipsis 22:12). Después de esto, en el cielo habrá las bodas del Cordero y la cena subsiguiente (Apocalipsis 19:7-9).
Creemos que después del arrebatamiento de la iglesia, el hombre de pecado y de perdición se manifestará con gran poder para engañar (2 Tesalonicenses 2:3-12). El tiempo de prueba, castigo, y tribulación para todos los que moran sobre la tierra se iniciará (Apocalipsis 3:10; 4:1-19:21). Esta es la semana septuagésima de la profecía de Daniel (Daniel 9:27). Creemos que durante estos siete años el anticristo conquistará a muchas naciones (Daniel 11:38-44; Apocalipsis 6:2), se engrandecerá sobre todo dios (Daniel 11:36-37), se hará pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:3-4), y matará a todos los que no le adoren (Apocalipsis 13:14-18; 14:9-13; 20:4). Creemos que esta tribulación mundial terminará con la segunda venida del Señor Jesucristo en persona a la tierra (Mateo 24:20-31; Lucas 21:25-28; Apocalipsis 19:11-21). En lugar de justicia y paz universal, creemos que antes de la segunda venida del Señor Jesucristo habrá apostasía (2 Tesalonicenses 2:3), engañadores, guerras, pestes, hambres, y terremotos en cantidades crecientes como dolores de parto (Mateo 24:4-8).
Creemos que el Señor Jesucristo descenderá a la tierra en el mismo monte fuera de Jerusalén, del cual ascendió al cielo (Zacarías 14:1-4; Hechos 1:9-12). Creemos que en su segunda venida a la tierra el anticristo y el falso profeta serán lanzados vivos al lago de fuego y azufre y el resto de su ejército morirá (Apocalipsis 19:20-21). Satanás, el mismo diablo, será atado y encerrado en el abismo (Apocalipsis 20:1-3) donde se quedará durante los mil años del reinado terrenal del Señor Jesucristo (Apocalipsis 20:4-6).
Entonces, la nación de Israel será juzgada (Ezequiel 20:33-38; Mateo 25:1-13), las naciones gentiles serán juzgadas (Mateo 25:31-46), la maldición de la creación será levantada (Isaías 65:20-25; Romanos 8:19-22), e Israel será restaurado totalmente a su propia tierra (Ezequiel 37:21-28).Después del reinado terrenal de Jesucristo, creemos que Satanás será libertado y engañará a las naciones una vez más. Sin embargo, Dios matará a todas las personas que Satanás reúna para la última batalla y será lanzado al lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:7-10). Creemos que todos los incrédulos resucitarán para juicio antes de ser lanzados al lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:11-15). Creemos que el cielo y la tierra presentes serán quemados (2 Pedro 3:7, 10-12) y Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva (Apocalipsis 21:1). Creemos que entonces el estado eterno se iniciará y Dios habitará entre los creyentes para siempre (Apocalipsis 21:2-22:5)